24 de junio de 1946
Fecha para la Historia
Citamos esa fecha, esos lugares, y a nuestros mayores, porque el germen puramente comercial de nuestra empresa se gesta en aquel contexto de un modo tan cándido como anecdótico, interpretado desde la acomodada perspectiva actual.
Aquel día de San Juan, bajo las primeras calinas del estío montañés, Antonia y Lucía, echaron al hombro los respectivos cuévanos, adecuaron las cestañas con sus sobaos recién horneados en la Casa de los contrabandistas de Vega de Pas, tahona en la que mi abuelo Joselín ejercía de panadero, y se dirigieron, a pie, a Los Corrales de Buelna, donde se celebraba la feria anual en conmemoración del Santo. Casi 40 km. de caminata a través de las malas camberas de la época.
Elaboraban un producto natural, absolutamente artesano y repleto de bondades y cualidades nutricionales, pero parece que la feria no fue bien, y las ventas fueron más bien decepcionantes. Ambas amigas hicieron noche en una posada, con la fortuna de que el posadero, al catar los sobaos, optó por adquirir toda la mercancía para ofrecer en los desayunos a su clientela y a los muchos visitantes que en aquella fecha señalada recorrían el pueblo.
Golpe de Fortuna
Buen samaritano

Tras la marcha del buen samaritano, se percataron de que dentro de los cuévanos olvidaron la cartera con la recaudación de la venta de los sobaos, y las sardinas recién adquiridas; cayeron en la cuenta de que no conocían de nada al pescadero, y que además no habían pactado ningún lugar donde recoger sus enseres, ahora desaparecidos. Con estas pobres expectativas comenzaron a acelerar su marcha, en el convencimiento de que tanto los enseres como la modesta recaudación, no volverían a sus manos.
Al llegar a la altura de Candolias, y asomarse al quicio de la tienda de coloniales del pueblo, vieron con alivio que el pescadero había tenido el buen juicio y la honradez de dejar todos los bienes de nuestras heroínas en la puerta de la tienda a buen recaudo y a disposición para ser recogido por Antonia y Lucía, que recuperaron la calma y la sonrisa, cerrando así la primera experiencia comercial de la que con el paso de los años, y al mando de las hijas del matrimonio, se convertiría en una floreciente empresa: Sobaos Pasiegos y Quesadas Joselín, sin duda uno de los referentes de calidad del sector y de la comarca de los Valles Pasiegos.
Metas ambiciosas
Apego a la tierra
75 años de trabajo, de constancia y, creemos, de buena hacer. La empresa ha logrado metas ambiciosas, ¿Qué dirían hoy Toñina, Joselín o Lucía ante las modernas y tecnificadas instalaciones que disfrutamos, ante los miles de clientes distribuidos por todo el país, que han fidelizado la adquisición de nuestros productos, ante el empeño constante en ser mejor empresa, en crear los mejores productos, en estar a la vanguardia en I+D, en innovar constantemente sobre la base de un recurso tan tradicional y con tal apego a nuestra tierra?
Nos damos por contentos al pensar que sentirían orgullo de sus descendientes, que sentirían, también, que el esfuerzo mereció la pena.
A ellos, y a todos nuestros clientes y amigos, por el apoyo incondicional que nos brindan cada día,
Gracias por todo
